14.4.06

[¡Qué calor!]

Sólo con este calor hijoeputa entiendo porque Eliot calificó a abril como el mes más cruel.

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Indignación, rabia e impotencia fue lo que sentí hoy cuando vi y oí en las noticias que un cargero nipón arribó a la bahía de Tokio procedente de la Antártida con más de 700 ballenas cazadas para hacer sopa y caldos que los japoneses comerán en próximos días. ¡Qué infamia, asquerosidad, aberración! A la estúpidez humana no le basta con descuartizar a las pobres foquitas recién nacidas en Canadá ni, más recientemente, los asesinatos ventajosos y deshumanos (ash! me contradigo: los que menos hay en los humanos es humanidad) de los osos rusos hibernando.

No saben que a un animalito de Dios no se le hace daño, si quieren yo con mucho gusto empalo por el culo al Papa [el magistral Vallejo--Fernando, entiéndase, porque el otro, el peruano, ya se murió y la mera verdá no era tan grande como el colombiano--lo decía de Juana Pabla Segunda la Travesti, como la llama en El desbarrancadero, pero también se puede decir de Pene-adicto XVI], y agregaba: "¿pero tocar a un animalito de Dios? ¡NUNCA!"

¡Malditos nipones, canadienses y rusos hijoeputas!

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