10.4.06

[La timidez como virtud]

El sábado casi me obligaron a confesar una virtud. Desistí tajantemente. Argumenté que eso le tocaba a las personas que me conocen y, más aún, a las que me desconocen. La verdad que es no soy tan vanidoso, hedonista o eso, para hablar de mí y mucho menos para ennumerar al menos una sola de mis virtudes. También, agregué, en el balance salgo perdiendo: casi siempre mis virtudes--si las hay--acaban tranformándose en mis más preciados defectos.

El más claro ejemplo es mi timidez. Sí, aunque no lo crean son un tímido en extremo. Mucha gente que he conocido a lo largo de los años coinciden en decir que la primera impresión que les dí o cuando me vieron pro primera vez, es que era un arrogante, mamón o eso, en grado superlativo. Yo, sin embargo, lo atribuyo a mi timidez: cuando conozco a alguien me siento torpe, no sé qué decir, cómo hilar más allá de dos oraciones y si lo hago, digo puras tonteras generalmente provocadoras, incendiarias (cosa que, dicho sea de paso, me encanta hacer todo el tiempo, ¡soy un provocador!).

Incluso, a veces evito saludar a la gente que por casualidad me encuentro en la calle. Incluso más: me molesta muchísimo encontrarme a gente por casualidad en la calle. Me molesta porque no sé como comportarme, qué decir, cómo sostener una conversación así sea lo más cordial, pues el lugar no es el más apropiado para interactuar. Eso me sucede regularmente así que, cuando me percato que hay algún conocido por el área, doy media vuelta o acelero el paso o hago todo lo posible con tal de no encontrarme de frente con esa persona (eso no se los hago a mis amigos, claro está, ni a personas cercanísimas que aprecio, sino a conocidos, amigos de mis amigos y de los gorrones que trajo Nabor, cuál Nabor se preguntarán, pues ¡Nabor el de la orquesta!... según la canción de Chava Flores). En verdad me da mucha pena pero eso la gente lo ve como un signo fehaciente de mi arrogancia. Nada de eso, en absoluto.

Otra cosa que hago por mi torpeza causada, a su vez, por mi timidez, es no presentar a las personas que me aompañan con las que me encuentro, también por eso me choca enormidad los encuentros fortuitos con seudoconocidos.Y eso la gente lo toma como algo de muy mal gusto y con muy feos modos, y tienen razón.

4 comentarios:

Pedro Montealegre dijo...

Sergio, muchas gracias por tu comentario: yo también soy tímido, y parece todo lo contrario, aún así, mira: te he puesto en los links de mi blog. Ya nos estamos viendo por esos barrios virtuales. Un abrazo.

Luis Enrique del Angel dijo...

Sergio: eso que mencionas es tu virtud, huyes como ninguno de los encuentros fortuitos y no presentas a nadie ante nadie, como si ya fueran conocidos y tuvieran que conocerse mejor. Saludos.

Fernando Diez dijo...

hola guapo, gracias por la visita a mi humildo blog, espero no sea la ultima, yo igual estare por aca de vez en cuando para leer todo lo que tiene que decir... saludos

Sergio dijo...

Gracias a los tres por visitar este blof, leer mis letras y dejar algunos garabatos atestiwando su paso por aquí... saludos hasta Valencia, Veracruz ¿O Tampico? y la queridísima (y extrañadísima) Tj... abrazos pues!

stp