7.11.05

[La literatura del norte]

Como hoy tengo la cabeza llena de telarañas gracias a las mil y un cosas que tengo que leer, escribir, pensar, planear, hacer, etc... quizá mañana venga a postear mi comentario sobre la literatura del norte, concretamente por el debate encarnizado que Rafael Lemus y Eduardo Antonio Parra han sucitado en Letr[in]as Libres. Mientras tanto, copio este comentario, a manera de aperitivo, de Heriberto sobre el mismo tema:

"Música de despedida. Alegato con delirio" es un texto que no tiene como tema a Tijuana sino, muy de paso, la literatura norteña. Rafael Lemus contra-responde a E. A. Parra, con lo que se denomina, según leo, "poética del ademán", que llamaría yo, más bien, una poética del berrinche. Parra acierta. Lemus es joven, pero no de edad, que no sería defecto, sino de mente. No es ningún secreto que Lemus quiere ser el Christopher Domínguez [Michael] de su generación. El problema es que C.D. [M.] es mamón e inteligente, y Lms nada más es mamón. Bluff 100% y jalón de tranzas, kinder person. Reseña sin teoría, habla de lo que no sabe, está enojado infantilmente. Dice para molestar. Se venga. Como él mismo dijo una vez: quiere escribir novela, pero no se atreve y, como no se atreve, palabras suyas, hace crítica, y todo esto, la neta, se nota. Su crítica sale del resentimiento. Cumple el peor cliché del crítico. Yo soy crítico, traductor, bolero y narrador, y tengo respeto por todos los géneros y más que todos por el ensayo —pues el ensayo es mi Aztlán predilecta— y cuando leo a Lemus veo su inmadurez, su hambre de pequeño poder, su arrogancia de tapanco. Lemus cree que hacer crítica (¡eso dice él mismo!) es tener la última palabra. Rafael, madura, conviértete en un escritor, deja de escribir rencorcitos, deja de rebajar la inteligencia conviertiéndola en muecas.

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