29.3.05

Otro paraiso artificial

Estoy leyendo un libro que me tiene picado. Tengo tantas cosas que hacer y yo leyendo este libro, en fin... Es el testimonio de la estancia de seis meses en La Habana de la periodista mexicana Alma Guillermoprieto, titulado precisamente La Habana en el espejo (Mondadori, 2005). Aún no puedo hablar totalmente de la obra, lo que me interesa aquí es hablar de las primeras impresiones que Guillermoprieto tuvo al llegar a esa bella ciudad antillana. Entre esas impresiones está la comida.

Ella se queja, dice que le dieron puros "potajes insípidos" (yuca y papas hervidas con harta cebolla). Pobre, sí, lo cierto que es uno no come nada bien ahí. Aunque llevaba comida enlatada desde México, seguí muriéndome de hambre; podía comer la comida cubana por un par de días solamente. Iba a la auténtica Bodeguita del Medio y ahí pedía todo lo que me gusta. Sin embargo, la primera vez, por ejemplo, sentí un poco de desilución porque la comida cubana que yo había probado en México no tenía nada que ver con la que ahora me servían. Es simple: en Cuba no hay todos esos condimentos que los mexicanos le ponemos a todo (hierbas de olor, pimienta, epazote, perejil, cilantro, clavo, etc...). Es más, los cubanos no comen nada de chile. Sólo hay unos ajís, según los llaman ellos, que no son otra cosa que chile morrón, rojo o verde. Yo no como mariscos ni casi nada que venga del mar, así que eso no comía en Cuba, además porque era algo caro. En la isla no se pueden matar a las reses porque no las ven como bisteces sino como leche y así la Revolución puede alimentar a tanto niño. Tampoco me gusta el pollo, y los pollos allí son unos pichones que ni uno entero me llenaría. Así que lo único que podía comer era harto arroz moro (los famosos y deliciosos arroz con frijoles), los tostones de platanos o la yuca hervida y unos bisteces gracientos de cerdo. La otra alternativa eran las pizzas, pero sólo en un lugar de Vedado eran las más decentes. Es claro que a los dos días ya estuviera harto de la misma comida.

Hace poco un amigo me preguntó para su revista de recomendaciones, que cuáles restaurantes (tres máximos) recomendaba en la ciudad de México. Mi respuesta fue, en orden de importancia:

1.- La bodeguita del Medio (comida mexico-cubana, con música y paredes pintarrajeadas)
2.- Las sirenas (detrás de la Catedral)
3.- La fonda Refugio (en la Zona Rosa de excelente comida mexicana)

No hay duda de que la comida es un ignorado paraíso artificial.

1 comentario:

Roberto Iza Valdés dijo...
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